COVID-19: La Evaluación del Alumnado

Hoy nuestra profesora de Sociología, Natalia Simón Medina, nos compartió un documento de una maestra que hablaba acerca de la evaluación del alumnado durante la crisis producida por la COVID-19. Dejo aquí abajo el documento en sí para luego realizar una reflexión acerca de lo que Emma Luque Pérez, la profesora que ha redactado la carta, nos cuenta:



Qué verdades como puños ha dicho, ¿no creéis? Esta carta me encantaría que la leyeran no solo maestros de Educación Primaria, sino profesores de Universidad. Pensemos... Supuestamente para aprobar hay que estudiar, un trabajo que es costoso pero no en gran cantidad si se efectúa de manera paulatina. Hasta aquí todos de acuerdo. El problema viene cuando ese estudio se ha sustituido por sobrevivir a una guerra emocional; a una crisis mundial. Para aprobar hay que estudiar. Y digo yo, ¿no se merece aprobar el haber superado una batalla que afecta a todo el planeta? ¿No se merece aprobar el haber tenido que superar la defunción de seres queridos por el coronavirus? ¿No se merece aprobar el haber estado confinados en nuestras casas durante meses superando crisis de ansiedad y estrés por no poder salir a respirar aire fresco? ¿No se merece aprobar el haber convivido con el miedo y la incertidumbre de "cómo estará mi familia"? ¿No se merece aprobar el haber ganado la batalla al coronavirus? Por lo visto se ve que no. 

En este blog he hablado de lo que supone el desprestigio de la carrera de Magisterio y de lo maravillosos que han sido los profesores que he tenido durante mi vida. En esta ocasión vengo a hablar de la poca empatía que han demostrado gran parte de ellos. Sin dar nombres solo diré que hay profesores que han decidido suprimir los exámenes y sustituirlos por trabajos porque nadie está en condiciones de realizar un examen en un tiempo reducido y con mayor exigencia que los de carácter presencial. Sí, con mayor exigencia. Es que luego hay profesores que se han lavado las manos y aun moviendo cielo y tierra, pidiéndoles que la situación merecía sustituir el tiempo de estudio por tiempo de realización de trabajos, no lo han hecho. ¿Qué razón nos han dado? Que para ellos es más fácil subir un test al Campus Virtual con una serie de cuestiones y que se corrijan automáticamente.

Siendo optimista, soy de las personas que creen que de todo se aprende. Y de esta mala experiencia voy a sacar algo positivo. Hay asignaturas en las que mis profesores me han inculcado conocimientos sobre el campo académico que antes desconocía. Hay otras asignaturas en las que parecía un cachondeo el temario que se ofertaba y la propuesta de examen que se nos pedía. Pues bien, como futuro maestro de Educación Primaria, nunca, y recalco, NUNCA se me ocurriría examinar a mis alumnos, a unos alumnos que tras haber sobrevivido a una presión psicológica de élite se les pida que estudien para un examen. ¿Estamos locos?

Desde aquí, quiero agradecer a dos personas. En primer lugar a Natalia Simón Medina por haber compartido semejante carta con nosotros. Ha sido muy alentador. Por otro lado, quisiera agradecer a Emma Luque Pérez el haber puesto verdad, valentía y aprecio en esas líneas magníficas. La esperanza sigue viva mientras en el mundo haya gente así.

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