El Efecto Pigmalión

Durante la tarde de hoy estaba releyendo uno de mis libros favoritos donde la protagonista, una gran aficionada a la lectura, le decía a otro de los personajes:

"Siempre hay que tener cuidado con los libros, y con lo que contienen, porque las palabras tienen el poder de cambiarnos"

Cassandra Clare, Ángel Mecánico (2010)

En la clase de pedagogía nos introdujeron el concepto del efecto Pigmalión (o profecía autocumplida) a través del vídeo que encontramos en la parte inferior. Podríamos definirlo como el resultado que una persona obtiene tras haber sido influenciada por otra. Se hace referencia a la profecía autocumplida por ser una expectativa que motiva a las personas a actuar de tal manera que logren hacer que la expectativa se cumpla.



Me gustaría aportar una experiencia personal acerca de esto, porque ahora que he aprendido qué es el efecto Pigmalión, puedo recordar vivencias pasadas donde esta referencia ha estado presente aunque yo no supiera que era realmente el efecto Pigmalión en sí.

Cuando fui al conservatorio nunca recibí el apoyo de mi profesor de piano. Él insistía en gritar al niño de doce años que yo era en aquellas fechas, y lo único que conseguía era que se me quitaran las ganas de ir a sus clases, algo que era realmente extraño, porque desde siempre me había gustado ir a aprender música. No obstante, cuando tenía una audición de piano en la que tenía que tocar delante de un público, mi familia siempre me estuvo apoyando, diciéndome que todo saldría bien y que lo haría genial. Y efectivamente, gracias a esas palabras, salía después de la actuación muy feliz y orgulloso porque me había salido bastante bien; lo había logrado.

Esta claro que ningún niño, ni ninguna persona de cualquier edad (porque, como bien se dice en el vídeo, el efecto Pigmalión es algo que permanece constante a lo largo de toda nuestra vida) debería ser desmotivado como yo lo fui en esa época bastante negra de mi vida. Por ello creo que nosotros, como futuros maestros, deberíamos preocuparnos por mantener la motivación y la autoestima de nuestros alumnos bien alta siempre, ya no solo porque generando ese ambiente en el aula van a trabajar de manera óptima, sino porque para los niños seremos sus ejemplos a seguir, y hay que tener cuidado con las palabras que empleamos, porque son poderosas, y tienen el poder de cambiar a las personas de nuestro entorno y a nosotros mismos.

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